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Mitos:
dominación y resistencia andina (2013) es
un libro signo y lo es porque ofrece un conjunto de proposiciones cuya vigencia
se renueva. En sus páginas la cultura
peruana aparece en su compleja realidad, aunque se detiene en esa línea que
representa a la historia pero que aparece como discursos que parecen mágicos y
maravilloso y que suele develar los imaginarios de nuestras creencias. El mito -tal
como lo entienda Rosina Valcárcel- en el caso de los hombres y mujeres de este
lado del planeta está conformado por todas esas representaciones que se
forjaron en historia como parte de las estrategias, primero de conquista del
espacio y desarrollo de las sociedad hasta alcanzar sus contornos civilizatorios
tal como las conocemos en estos tiempos y la reelaboración de los mismos cuando
se produce la invasión y dominación hispana.
O dicho de otro modo, son representaciones de lo que ocurre en la base material,
en lo que se advierten de los tránsitos y cambios que se fueron sucediendo en la
larga historia de los países andinos.
Todavía más: su libro representa, en tiempos en los que no hay nada en que
creer, la reivindicación del mito como conquista necesaria para alcanzar la felicidad
de todos. Su libro nos recuerda su formación humanista y su adhesión marxista
que recupera el mito en el sentido mariateguiano. Es decir, el mito como elemento
movilizador, por eso, su lectura ancla en un feliz desentrañamiento al que están
escasamente acostumbrados los académicos o síntoma de los tiempos del neoliberalismo
salvaje en los que ya no se quiere hablar la relación entre dominación y
resistencia. La lectura de Rosina Valcárcel resulta uno de sus mayores aportes al estudio del mito
en amerindia: el mito como forma en la que se pueda apreciar simultáneamente
expresiones de la dominación (del poder) y desde las entrañas de la resistencia
(desde la condición de pobres y sometidos socialmente).
Magia
de la poesía
Me resulta difícil
imaginar Mito: dominación y resistencia andina sin hacer alusión a la propia historia, a la historia vivida. Rosina Valcárcel es una de nuestras más
grandes poetas, una voz femenina donde la ternura tiene la lucidez del encanto en
un tono continuamente experimental, de tejidos desenfados y reiteradamente
iconoclasta, pero sobre todo contestaría. En ella la poesía es devoción
religiosa y trabajo de artesana. Valcárcel
Carnero es al mismo tiempo, como es sabido, una de las mayores animadoras de la
vida poética y cultural del país, alrededor de ella se forjaron, desde su
formación en SM la revista Kachkanirajmi
(primera etapa) en la que publica, precisamente, uno de sus poemas José María
Arguedas. En mi caso participe en el
proyecto de Rosina, Kachkaniraqmi (2da
etapa) donde el debate sobre lo andino y la moderno fue uno de los centro de
ese momento, además de nuestras reiteradas participación en con los movimientos
de izquierda. Mi tesis licenciatura La comadre y el compadre. Literatura oral,
relato popular en la ex hacienda Roma
(1989) que la realice bajo la asesoría de mi maestro y amigo Hildebrando
Pérez, fue impregnada por Mitos pues
su modelo de análisis permitía acercarme con propiedad a la lógica de los
relatos. Pero seguramente, lo más
interesante de todo esto es que en su caso, siempre ha sido diálogo entre la
disciplina y la poesía, y desde la poesía, leer los discursos míticos que solo
una sensibilidad como la de la poeta, podía dar cuenta, desde la armazón cientistas,
la dialéctica del relato mítico en los términos ya dichos. Así entonces, Mitos resulta un libro generacional cuyo
legado es esa lectura permanente entre lo que sucede en lado de la Realidad y en
lo que se dice de esa realidad en términos de imaginario compartido, esto entre
discurso y realidad, entre la relación de dependencia y la forma como se
percibe la condición de subordinado, y desde allí las formas como, desde la
sensibilidad y la memoria se fueron conformando discursos contra hegemónicos y
de resistencia andina. Su vigencia está dada exactamente por esta red de
relaciones que establece a lo largo de la historia y las formas cómo se
representado la percepciones míticas.
Mitos:
dominación y resistencia.
Mito:
dominación y resistencia andina (1988) se publica en un contexto
en que las izquierdas en general aparecían, en cierto modo, sosegadas y casi al
final de la utopía revolucionaria por el doloroso crimen de la guerra interna. Para entonces, afloraba todavía con entusiasmo
la utopía andina como un proyecto movilizador que hacía rato, socialmente había
tomado la ciudades principales del país. Al mismo tiempo este magistral libro
entra diálogo y debate, con la mejor tradición de la época, su contribución
complejizó las lecturas que hasta entonces se hacían: enriqueció y volvió a
recordarlo la puntual relación entre dominación-resistencia, propuso una
lectura social de los mitos en área andina. Y se ubica entre la saga de textos
que fueron dando contornos a una lectura moderna de los mitos en este lado del
mundo, en los que destacamos y asociamos esta propuesta a La sal de los cerros de Stefano Varese, De adaneva
a inkarri, de Alejandro Ortiz Rescaniere, los trabajos de María Rostorowski y Henrique Urbano, sin olvidar el central aporte de Emilio Choy
y las lecciones del maestro Pablo Macera, pasando el centro de discusión sobre
mito y utopía, que encarnaran las versiones que dieron Alberto flores Galindo (Buscando un Inca: Identidad y utopía en los
Andes,1986) y Manuel Burga (Nacimiento de una utopía, 1988), por
citar a los más importantes.
Este trabajo de Rosina Valcárcel se inicia como tesis doctoral. La pasión
poética la lleva a la realización de Mitos
y tendrá que ser releído como uno clave de los estudios de la periferie, o
desde la epistemología del Sur, desde la perspectiva marxista. Su libro
representa un primera discusión sobre el par mito-utopía, en esta la reivindicación
del mito como forma discursiva movilizadora y como tal estructura discursiva de
la ideología y por ello mismo representación de un momento histórico. Las
huellas de ellas están en la textualidad mítica, pero al mismo tiempo, esta
advierte, en su propia estructura las formas amerindias de la resistencia. De esta manera Mitos se estructura en tres partes: (1) Lo andino en debate, en
los que la poeta precisa los contornos de lo andino, la discusión de la
mitología andina, la comprensión de la categoría “andino” y el etnocentrismo,
la relación entre sociedad y mitología, recupera la propuesta de Mariátegui en
el contexto moderno y discute la mitología andina desde el mito, por eso el
centro será responde a la pregunta ¿Mito o utopía en los andes? (2) Mitos andinos y dominación, en las que
trabaja sociedad y mitos prehispánicos, la dicotomía naturaleza/cultura, la
mitología poshispánica y el entorno social, se revisan los principales mitos, a
partir de los cual se esbozan un conjunto de enunciado de suma vigencia en las
investigación sobre el mito andino y que pueden ser extendida al caso
amazónico. Y (3) Imaginario mito y resistencia.
En esta sección revisa el sentido de la
resistencia y repasa los principales evento y la forma como el mito las encarna
como momentos que transciende el episodio para convertir en una forma de
conciencia., que los asocia a los rituales, pasando por las rebeliones andinas,
el contexto de Independencia y sus transformaciones en los tiempos de la
Republica. Esta última parte es con seguridad una lectura actualizada de los
mitos, es donde Valcárcel ha esbozado una lectura de las diversas formas como
se manifiesta la resistencia en términos contemporáneos, vuelve sobre los mitos contemporáneos y en
ello observa como la memoria andina contemporánea se impregnado en
manifestaciones que aparentemente ya no corresponderían a la formas de pensar
indígena, pero redescubre como opera lo andino en ella.
Los
aportes de Mitos: los enunciados de
par resistencia
Rosina Valcárcel asume con lucidez poética y con
rigor etnográfico su propuesta. Resultado de ello son cuatro enunciados que
aquí quiero recordarlo por su aporte a todo tipo de trabajo que se asocie a la
investigación sobre la cultura andina, en especial sobre mitos en los tiempos
actuales. Estos enunciados en términos metodológicos están precedidos por una
comprensión de la historia como procesos en los que hay confrontaciones
sociales. Son estas realidades las que han producidos una serie discursivas que
viajan como mitos y que por momentos pertenecen al ritual. El mito se desprende de la realidad y aparecen
asociados a las condiciones de producción. Entre la realidad y el discurso, de allí la
necesidad de ubicar el par dialéctico que aparece tras su lectura:
realidad-discurso, pero al mismo tiempo desde la realidad cómo el discurso
establece una dialéctica que tiene que ver con las formas de dominación y la
resistencia. El discurso del poder se impone, pero desde la condición de
subordinado estos discursos son reelaborados, resemantizados o recreados, como
formas que albergan la resistencia histórica del mito de la felices. Rosina
Valcárcel lo llega a formular en cuatro postulados que son enriquecedores para
la lectura de la mitología andina (y amazónica)
que paso a comentar:
1º Enunciado:
condiciones de producción, son condición del mito
Valcárcel vuelve sobre la inocentada culturalista y
fenomenológica que entiende al mito fuera de su contexto. Mitos
propone discutir esa mirada y nos recuerda que las condiciones de producción
son las condiciones de producción también del mito en su forma específica. “Las
condiciones de la producción son, a la
par, las de la reproducción, es decir, se produce para consumir y garantizar
una nueva producción.” (Valcárcel 2003:78) y nos recuerda que “el hombre no es solamente
una parte de la naturaleza, sino principalmente una fuerza que contribuya a
transformarla”. En termino de mito, se explica, por ejemplo, la formas como los
mitos de Pachakamac se asocian al dominio de la agricultura y la caza, en casi todas las referencias al “tránsito de la recolección a la agricultura,
hace aproximadamente cinco mil años, ocurrió en el período preinca.”.
2º enunciado:
Carácter religioso
Si el primero se sitúa en el transito historia,
segundo enunciado tiene que ver con el carácter religioso de los mitos andinos
y su formación agraria. Rosina Valcárcel
al analizar los mitos de Mama Quilla y Achiké
nos advierte del “carácter naturalista de la religión andina” se
vinculados al agro. Y caracteriza a la religión andina de “naturalista”. De
allí que, en términos metodológico no se
podría detener en la exclusividad de la historia del mito, si habría que
pensarlo en su relación con el pensamiento religioso, postula que “Los mitos
estaban ligados a los rituales allí se distingue claramente la relación entre
los dioses y la producción económica humana.” (Valcárcel 2013: 79).
3º Enunciado: el mito tiene carácter
conservador y dinámico
Los mitos operan como discursos pautados por su
continuidad y sus cambios por las dinámicas sociales. Pero entonces como explica
su continuidad y su cambios. Valcárcel vuelve sobre los cambio que operan en la
realidad y como estos a su vez tan transformando en su sentidos discursivos, es
decir, el mito a su vez alberga en su estructura formas que le permiten su
continuidad porque son conservadores, pero al mismo tiempo las contingencias de
la historia produce cambios enormes en
ellas. Rastrea por ejemplo cómo mitos preinca continúan narrándose y como
algunos mitos aparece tejidos del impacto hispánico. El enunciado de Valcárcel Carnero es el
siguiente:
“Podría decirse que el proceso de la mitología andina
presenta una doble particularidad en su connotaciones internas: de una parte,
el carácter conservador que facilita su continuidad como forma ideológica y,
por otra, el papel de las relaciones sociales de producción que motivan, en
última instancia , la supresión o alteración de los elementos que integran la
unidad ideológica. Y de ello no escapan ni los primeros dioses.”
4º enunciado:
No son uniformes obedecen a situaciones concretas de cada colectividad
Tal proposición lleva hablar de la interacción entre
situación concreta y formulación mítica. Lo que producirá diferencia entre las
colectividades, su análisis marxista se vuelve más fino: “En pueblos cuyos
condicionamientos naturales o niveles de cultura son distintos, su mitología
–sobre un mismo tema- difieren.”
Estos cuatro
enunciado tienen la virtud de ser suficientemente claros para el abordaje de
cualquier textualidad, al tiempo que se leen desde el par dialéctico que ofrece
su propuesta, desde como la dominación ha creado mitos y como estos se
reelaboran en el tejido social, subalterno, dominado, como formas de la como
resistencia y vuelve sobre un tópico,
que va más allá de las excelencias que el lenguaje nos trae como realización colectiva
para entrar en otro terreno, el de la ideología.
Coda
Mitos:
dominación y resistencia andina deja ver como la poesía es mito y
mito historia. La de Rosina Valcárcel será el desestructura un esquema lineal
de lectura del mito para revisarlo desde
la (larga ) historia, mejor aún, desde sus condiciones de producción en la
historia y los relatos que esta produce como representación de las elites dominantes
que desde el discurso descalificaban a los indígenas y cómo desde los indígenas
se fueron imaginando, en los mismos territorios del discurso, elementos que
representan a la resistencia y en el mejor sentido, a la rebelión, situación a
la que no renuncia –ni renunciamos-, al mito de la trasformación social en la
que todos podamos venir a la feria y llevarnos el libro, porque para ese tiempo, el pan ya no será un problema
ni las tarjetas de crédito. Por ello celebro
la actualidad, la vigencia y la propuesta teórica que encontramos en Mitos: dominación y resistencia andina de
Rosina Valcárcel.
Valcárcel
Carnero, Rosina. Mitos: dominación y
resistencia andina. 2ª ed. Lima: Fondo Ed. Universidad Nacional Mayor de
San Marcos, 2013.